Día del Orgullo Gay: 50 años de la batalla que inició en Stonewall

Este fin de semana, cientos de ciudades se vestirán con los colores de la diversidad para conmemorar los cincuenta años del día internacional del Orgullo Gay. La movilización se gestó en 1969, después de una brutal represión policial en Stonewall Inn, un bar en la ciudad de Nueva York donde asistían personas de la comunidad LGBT.

El enfrentamiento con la policía y los disturbios duraron días. “Hagamos una marcha a plena luz del día, una marcha del orgullo”, sugirió Martha Shelley, activista e integrante de Daughters of Bilitis, la primera organización de defensa de los derechos de las lesbianas en Estados Unidos.

Un mes después de la represión en Stonewall, se organizó una marcha desde Washington Square hasta el bar. “Entre quienes participamos surgió una sensación de alivio y libertad que nos afectó para siempre”, describió Shelley, que hoy tiene 75 años.

Para celebrar el histórico aniversario, se organizaron distintas actividades en la Gran Manzana: movilizaciones, charlas, conciertos, una ópera, recorridos con una aplicación de realidad aumentada y, como ya es tradicional, un cierre con un colorido y enorme desfile.

El movimiento que se inició con los disturbios de Stonewall, hace exactamente 50 años, también hizo del lenguaje un campo de batalla para el reconocimiento de sus derechos.

El más antiguo “sodomita” y el “homosexual” de la primera mitad del siglo XX tenían una carga valorativa negativa, algo que la palabra “gay” vino a revertir: en inglés, “gay” designa tanto a los hombres que se sienten atraídos por hombres como también “alegre”.

ORÍGENES

Sin embargo, si bien también se lo utilizaba para designar a las mujeres que se relacionaban con mujeres, “gay” era demasiado masculino. Fue así que las lesbianas impusieron con su lucha la “L” dentro de la sigla que hoy está más difundida para referirse a los derechos de las minorías sexuales.

Los bisexuales también reclamaron su lugar, lo mismo que las travestis, los transexuales y transgénero, sumando dos letras más a la sigla, la “B” y la “T”.

Más recientemente fueron los intersexuales, quienes presentan conjuntamente caracteres sexuales masculinos y femeninos, los que exigieron ser visibilizados. Así se sumó la “I”.

Existe quienes suman la “Q”, de “queer”, pero hay allí una disputa: en tanto se aplica a las identidades sexuales que no buscan enmarcarse en las otras categorías, hay quienes sostienen que en rigor, como no se reclaman como una identidad, no corresponde incluirlos.

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