Así era la Col. En Cabimas se iluminaban con Carburo y planchaban a vapor

Durante las décadas de 1920 y 1930 todavía no había electricidad en Cabimas. Me cuenta la profesora Josefa López que en su casa en La Rosa, en las noches iluminaban la casa con lamparas de carburo.
Estas tenian un recipiente en la parte inferior que alojaba el carburo y un tanquecito en la superior con un poco de agua. El agua goteaba sobre el carburo y se producía una reacción química que daba como resultado el desprendimiento de un gas llamado acetileno. Este gas salia por una boquilla donde era encendido.
Por lo menos puedo dar fe, de que en la década de 1980, se utilizaban modelos más modernos de esas lamparas para salir en las noches a cazar conejos, por los lados de Quisiro.
Para planchar tenias tres tipos de planchas.
La plancha de Hierro

Me explicaba la profesora Josefa López que esta plancha se colocaba sobre un anafre lleno de brasas de carbón. Al estar la plancha caliente procedías al trabajo de planchado.
Para planchar con eficiencia había que tener dos o tres planchas, para calentar una mientras planchabas con la otra. El problema principal, es que la plancha se ensuciaba mucho con el humo del carbón, y para limpiarla la tenias que pasarla primero por un trapo con cera de vela. Allí quedaba limpiecita y procedías a planchar. A lo que se enfriaba, la ponías en el anafre, tomabas otra plancha, la pasabas por la cera y continuabas.
La plancha de Carbón

Esta era un poco más práctica, ya que se colocaban las brasas ardiendo dentro y se procedía a planchar. Tenia un agujero por donde salia el humo, así no se afectaba la ropa con el olor. Me cuenta Jorge Trujillo Durán (Sastrería Durán) que al él no le gustaba utilizar esas planchas en su sastrería, ya que las brasas a veces crepitaban y caían residuos al rojo que hacían agujeros en la ropa que se planchaba. El prefería la siguiente:
Plancha a Gasolina

Esta traía un tanque para la gasolina, un dosificador y una bomba de aire. Echabas la gasolina en el tanquecito, con la bombita le dabas presión. Dentro de la plancha se encendía la gasolina, y el dosificador regulaba la cantidad. Fue lo mas moderno hasta la década de 1950, que empezaron a llegar las eléctricas.
Posteriormente era más práctico para Jorge, enviar a planchar los pantalones y trajes que hacia, en la Tintorería Cabimas, de Rufo S. Pascal, que le quedaba diagonal. Le cobraban 3 reales por planchar un traje en la plancha de vapor.
Crónicas de Cabimas