Dos anécdotas que marcaron la historia de El Barroso II

Mucho antes de ocurrir el Reventón de El Barroso II  se escucharon los presagios  de la loca o vidente como muchos le decían para esa época  a María Acosta.

Y es que lo dicho por esa mujer que desembarcó en 1890 por la parte norte de Punta Icotea justo en el sitio donde estaba la planta de níspero de la familia Reyes, se cumplió, vaticinó la llegada del “oro negro”, el petróleo y así ocurrió el l 14 de diciembre de 1922.

María Acosta lo predijo y todos la creyeron loca, exclamó Rodó Contreras, quien vivía en la costa del Lago, por la ciénaga EI Cardonal, y diariamente le regalaba agua para calmar la sed de la mendiga, quien caminaba por la playa desde el caserío de Pueblo Viejo de Ambrosio, vestida con harapos y sin calzado.

Mucho antes del reventón, María mojaba la orilla de su gastada falda en las dulces aguas del Lago, y al brotar pequeños capullos de brea en la arena húmeda, las tomaba entre sus dedos y decía que según lo que le susurraban sus hijos, los pájaros, esa sustancia seria la perdición del pueblo.

«Hombres blancos y de ojos azules abrirán la tierra con máquinas y le sacaran de sus entrañas un agua negra que ensuciara el suelo; pero cuando eso suceda ya yo no estaré aquí», recalcaba, mientras una lluvia de carcajadas la invadía y la obligaban a callar.

María decía que hablaba con los pájaros y que eran ellos los que le transmitían lo que iba a pasar, sobre todo las paraulatas y el cristofué. Cuando despertaba el alba y el sol nacía, la paraulata entonaba sus trinos, María decía: ¿oyes lo que dicen?, y más tarde cuando el sol estaba despierto y cantaba el cristofué, hablaba con un gramófono y empezaba a traducir lo que el pájaro le decía.

Un día esta mujer no apareció en el poblado, y la buscaron por todas partes y no la encontraron; formaron comisiones para seguir la búsqueda y a gritos en los montes del Empalao, Curso Colorado, Monte Arriba y hasta Catarsoma llegaron y no la encontraron.

En el blogs «Crónicas de Cabimas» se reseña que María Acosta se fue de Ambrosio como había llegado, ya que nadie sabía de dónde venía y ni siquiera quien era. Es importante señalar que una minuciosa investigación oral permitió constatar que la fecha de desaparición de la loca vidente, como le decían muchos, fue el 5 de abril de 1912 aproximadamente. Se ha convertido en un mito local muy conocido entre los habitantes de todas las zonas donde este personaje se desenvolvió.

Samuel Smith testigo presencial

Samuel Smith, jefe de la cuadrilla de obreros y supervisor de logística  que operaba con el pozo El Barroso e intérprete bilingüe  que estaba en el pozo en el momento en que se produjo el reventón, fue quien  describió y narró muchos de los hechos ocurridos durante esos diez días de lluvia de petróleo a través de una conversación que sostuvo con Juan Bautista May, historiador y ex trabajador petrolero.

Juan Bautista May señaló que las inquietudes personales por conocer todo ese hecho que marcó de manera significativa la historia económica de Cabimas y Venezuela lo llevaron 53 años después del  suceso a trasladarse hasta Boconó en el estado Trujillo el 18 de abril de 1975 y ubicar la casa de Samuel Smith, quien para esa fecha contaba con la edad de 80 años y poder  escuchar de su propia voz todo lo acontecido ese 14 de diciembre de 1922.

Según el relato de Samuel Smith, todo comenzó como a las 5.30 de la madrugada del 14 de diciembre de 1922, cuando se disponía sal ir de guardia en compañía de otro operador llamado Mc. Demormont, cuando sintieron la sacudida más fuerte acompañada simultáneamente  con aquel tremendo ruido, que daba la impresión de ser un trueno que retumbaba en todo el espacio.

Ya el Reventón  amenazaba y se produce una confusión y varios quisimos correr hasta la válvula que estaba cerca de la boca del pozo, como a unos cuatro metros pero no llegamos a tener tiempo de maniobra alguna, dice emocionado Samuel Smith.

En cuestión de segundos una inmensa columna de de líquido negro se levantaba más y más  hacia el cielo. La base de la tapa del taladro  se iba abriendo como una flor , la arena lo cortaba y al mediodía no parecía nada del taladro en aquel mar negro que se agrandaba sin que pudiéramos evitarlo.  

Milagro..milagro de San Benito

Al lugar hicieron acto de presencia unos  30 «chimbangleros encabezado por un hombre de apellido Arrieta, quien pedía  tocar alrededor del pozo para que San Benito hiciera el milagro de taponarlo». En el sitio estaba míster George Brakc, el Superintendente de Perforación, quien se negó a la petición del grupo por el riesgo que esto ofrecía, pero fue tanta su insistencia y bajo su propia responsabilidad que el grupo se trasladó hasta el sitio. 

 El grupo de hombre se adentró  Cardonal, para seguir hacia el pozo,nostros los vimos partir  sin saber si regresarían del lugar.  Comenzaron a tocar los tambores  cuando de pronto, el inmenso chorro de petróleo  se paró y de repente  se dejaba escuchar milagro..milagro , y la algarabía reinaba en el lugar. Mientras que para los técnicos , no fue otra cosa que las paredes bloquearon el paso del petróleo y de esta mera cesó el reventón.

Ante lo ocurrido y  por orden de Brakc, la Venezuelan Oil Concessions pagó todos los daños y le montó la fiesta para celebrar lo ocurrido.

Samuel Smith a la edad de 80 años volvió a recordar como testigo presencial lo ocurrido el 14 de diciembre de 1922. Foto Cortesía Juan Bautista May
Juan Bautista May, historiador

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