A menos de 72 horas de haber culminado el año de 1993, la capital zuliana sería noticia mundial, era el lunes 3 de enero de 1994, se registró una tragedia, de las peores en cualquier centro penitenciario del país, cuando un incendio provocado por los mismos internos, produjo un balance lamentable que arrojó 108 muertos, en su gran mayoría calcinados.

En este recinto penitenciario que  fue inaugurado el 4 de diciembre de 1955, por el entonces ministro de Justicia Felipe Urbaneja para sustituir a la Cárcel Pública de Maracaibo. Su construcción culmino seis años después, para albergar un máximo de 800 reclusos, aunque en sus postrimerías llegó a recluir hasta más de cuatro mil presos. Desde horas de la madrugada de ese fatídico 3 de enero de 1994, las señales de humo indicaban que algo no andaba bien dentro del interior del mismo.

 Las primeras versiones  de los guardias nacionales y encargados del ministerio de Justicia que estaban en la puerta  indicaron que ¡Noooo no es nada! Son algunas hojas y basura que se están quemando, señalaron en esa oportunidad los periodistas de sucesos de los diferentes medios de comunicación que se acercaron hasta el lugar. Sin embargo, horas más tarde, ya la noticia era de carácter mundial, un hecho dantesco, se había suscitado: la masacre de  más de 100 reclusos.

 Lolita Aniyar de Castro, gobernadora para ese momento del estado Zulia, se encontraba en el sitio, no daba crédito a lo sucedido, se paseaba angustiada entre los corredores de reeducación y el penal. Y confirmó el hecho: “ha ocurrido una masacre, es algo dantesco y doloroso”. Esas fueron sus primeras palabras. Van más de cien muertos hasta ahora, sentenció la mandataria”.

 Se dijo  que el incendio fue provocado con gasolina, por uno de los dos grupos en pugna, muchos acusaron a la banda “Los Goajiros” de ser la responsable. Sin embargo, una fuente interna revelo que el día anterior un interno fue decapitado, con su cabeza jugaron fútbol, al igual que en Diciembre de 1990, hecho que generó  ira a los compañeros que esperaron la penumbra encadenaron las puertas de salida y procedieron con el incendio.

Esta tragedia que marcó a muchas familias zulianas por tener algún pariente preso y que fue víctima de este voraz incendio, dejo ciertas interrogantes en las comunidades ¿Por qué los funcionarios del Ministerio de Justicia y Guardia Nacional que estaban de guardia no buscaron ayudar a los reclusos que cuyos cuerpos ardían tras las voraces llamas que se consumían todo a su paso? Esta lamentable tragedia nacional y que fue noticia mundial dejaba al descubierto el submundo y las deformaciones del sistema penal venezolano para ese momento. Lo que obligó a las autoridades nacionales a tomar decisiones de urgencia, como fue  la intervención de Sabaneta y acciones penales contra los funcionarios de guardia.

Hechos que resaltan en la Cárcel de  Sabaneta

Tres años más tarde de la primera tragedia, en 1997 hubo una masacre con 17 muertos y 32 heridos, todo esto por el control interno del penal por parte de los reos.

En otro hecho, la evasión de dos narcotraficantes en 2001 obligó al director del penal, Francisco González Aristilleta, a tomar su arma y dispararse en la cabeza. Antes de suicidarse, tuvo tiempo de confesar su crimen en una carta: sus negociaciones con una presa que huyó a Colombia y su participación en la fuga de los dos traficantes de droga.

El 16 de septiembre de 2013, un nuevo que azotó durante más de 12 horas a la cárcel nacional de Sabaneta dejó, según versión oficial, 16 muertos, entre los que se encontraban  cuatro pranes.

Al final de sus días, de lo que era la histórica y escabrosa cárcel de Sabaneta,   los tiroteos dentro de Sabaneta eran continuos, la comunidad vivía asolada por los cobros de vacuna y las amenazas y los fines de semana retumbaban las paredes con el ruido de la música y los disparos. Ahora solo hay silencio y oscuridad, por dentro y por fuera.

Reclusorio para los extranjeros

Después de la matanza de septiembre del 2013, el Zulia se quedó sin prisión. Hoy estos espacios son habitados  en un pequeño sector del área frontal, los funcionarios del Destacamento número 35 de la Guardia Nacional.

El 4 de septiembre del 2018, un área de la antigua Cárcel Nacional de Sabaneta volvió a albergar reclusos. El otrora anexo femenino se convirtió en el Centro de Formación del Hombre Nuevo Winnie Mandela, una prisión para penados extranjeros.

El recinto fue inaugurado por la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, quien detalló que el reclusorio “tiene capacidad para albergar a 400 privados de libertad”. La primera avanzada incluye a 52 hombres provenientes de Nigeria, España, Honduras, Argelia, El Salvador, Portugal, Guyana, Ecuador, Brasil y Perú.

“Hay dos requisitos para que estos privados de libertad tengan la opción de cumplir su condena aquí”, explicó Varela. “Tienen que estar penados (con condena) y no pueden tener familiares en Venezuela. Solo es válido para quienes solo reciben visita consular de su representación diplomática”, ilustró la ministra.

Esta noticia dejó rascándose la cabeza a más de uno, sobre todo porque hasta el momento Maracaibo carecía de un centro penitenciario apto para albergar a los reclusos criollos.

Sin embargo, hoy en día es poco lo que se sabe de estos presos extranjeros y de lo que pasa en el interior de la cárcel de Sabaneta, porque el silencio permanece cautivo en su interior.