PanamPost: La Fantasía de las Elecciones Libres en Venezuela

El régimen de Nicolás Maduro y el presidente (E) Juan Guaidó continuarán negociando esta semana en Barbados. De acuerdo con información extraoficial, se discutirán unas «elecciones libres», con presuntamente Diosdado Cabello como uno de los candidatos del chavismo y el usurpador fuera de la contienda.

Así lo dio a conocer Nelson Bocaranda, reconocido periodista venezolano, quien también informó a través de su cuenta en Twitter algunos otros datos que maneja sobre lo que se pondrá sobre la mesa en este nuevo diálogo.

«Esto estará en el tapete en Barbados: Elecciones libres y sin Maduro en 9 meses (Rojos aseguran que Maduro no será candidato), posibles candidatos del PSUV: Diosdado Cabello o Héctor Rodríguez y fuerte presión militar para que se llegue a un acuerdo cuanto antes», dijo el periodista.

A través de un comunicado oficial, el despacho del presidente Juan Guaidó confirmó reuniones con el chavismo en Barbados y destacó los «buenos oficios» del Gobierno de Noruega. Ha dicho que se mantiene la misma ruta (cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres). Sin embargo, hay que recordar que todos los intentos de diálogo han sido infructuosos debido a que el chavismo ha incumplido con todos los acuerdos.

¿Serían posibles unas elecciones libres con el chavismo en el poder?

Según una encuesta del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), el 70 % de los venezolanos estaría dispuesto a participar en unas elecciones presidenciales, pero sin que Maduro participe como candidato. No obstante, la ausencia del dictador en unos comicios no sería suficiente para que estos se puedan catalogar como libres.

En Venezuela no existe posibilidad alguna de que se lleven a cabo unos comicios con garantías democráticas y estándares internacionales. La única manera de que eso se dé es a través de un cambio completo del Consejo Nacional Electoral (CNE) y una salida previa del régimen que no mantenga el control de los Poderes.

En los últimos años, Maduro ha logrado la victoria en comicios por diferentes acciones que perjudican a la oposición venezolana con la ayuda del CNE: impide el registro de nuevos electores; modifica el registro de votantes; reubica a última hora los centros de votación; elimina el uso de la tinta indeleble y el captahuellas; viola la ley al impedir la sustitución de candidatos en el tarjetón y permite el ventajismo por parte del oficialismo. A esto se suma la desmotivación de los electores y la manipulación de cifras.

Roberto Abdul, presidente del comité directivo de la asociación civil Súmate, ONG con experiencia tecnológica y logística en cobertura de eventos electorales, le dijo al PanAm Post que para que las elecciones sean transparentes es necesario el cambio de las autoridades electorales que durante años han trabajado a favor del régimen chavista. Además, recordó que es fundamental depurar el Registro Electoral Permanente (REP) y habilitar a las organizaciones políticas que fueron anuladas por el CNE.

Abdul explicó que para que exista transparencia es necesario que viajen al país organizaciones como la Unión Europea y la OEA, que tienen amplia experiencia en la observación electoral. Por los antecedentes de fraude electoral, sería necesario que estén presentes, antes, durante y después de los posibles comicios, la mayor cantidad de organismos internacionales imparciales.

Para depurar el REP se tendrían que eliminar a miles de venezolanos que aparecen con doble identidad y que han podido ejercer su voto más de una vez. Además, tampoco se puede permitir que el régimen reubique a los votantes de manera abrupta.

Asimismo, se deberá tomar en cuenta a todos los venezolanos que han salido del país y que tienen derecho a votar desde el exterior.

Otro importante punto es la verificación y adecuación de los miembros de mesa. Las denuncias de fraude electoral en el estado Bolívar durante las elecciones regionales de 2017, por ejemplo, demostraron que la manipulación de los resultados estuvo asociada a la incorrecta y conveniente conformación de las juntas regionales y municipales.

A lo anterior se debería sumar el uso de la tinta indeleble y el captahuellas, para eliminar la posibilidad de que un venezolano ejerza su derecho al voto más de una vez y a conveniencia del régimen.

Cuando se habla de unas elecciones libres y transparentes debería tomarse en cuenta la desarticulación de los grupos armados que custodian al chavismo, como los colectivos, las «disidencias» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que operan desde Venezuela, las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), entre otros, que con actos de amedrentamiento y persecución les impiden a los electores efectuar libremente su derecho al voto.

Bajo cualquier negociación, el Gobierno de Guaidó debe exigir que los grupos armados se alejen de los centros de votación y no cometan actos de terrorismo.

El chavismo como candidato

Según periodistas venezolanos con conocimiento de los diálogos entre el chavismo y la oposición, el chavismo ha dejado claro que se presentaría con candidatos en unas próximas elecciones presidenciales y al parecer Diosdado Cabello sería uno de los postulantes.

Que el presidente de la chavista Constituyente se presente en unos comicios como un posible candidato presidencial sería considerado una burla al pueblo venezolano y a la comunidad internacional, debido a que se trata de un presunto delincuente. Hay que recordar que EE. UU. sancionó a Cabello por estar vinculado no solo a la violación de los derechos humanos, sino, además, al terrorismo y el narcotráfico internacional.

Lo anterior indica que para llevar a cabo unas elecciones libres en Venezuela es necesario pedir más que la salida de Maduro y la renovación del CNE. También es necesario que el chavismo abandone todas las esferas del poder; implemenmtar una fuerza de choque contra los grupos armados que custodian a la dictadura y que podrían influir en el voto; candidatos con una hoja de vida intachable y una veeduría internacional imparcial que garantice que todo el proceso electoral sea transparente.

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