Los comerciantes, empresarios, pequeños y medianos minoristas y hasta el bodeguero de la esquina son víctimas de la acción hamponil que arremete contra ellos a través de la extorsión y el pago de vacunas.

Hablar sobre este delicado tema, representa para ellos, otra amenaza más, sin embargo bajo el formato del anonimato, quieren hacer un llamado  los cuerpos de seguridad del Estado, a los alcaldes y al gobernador a que tomen cartas en el asunto

Para estas personas que con esfuerzo, dedicación y tenacidad han sacado adelantes sus negocios hoy no solo deben enfrentar la dura crisis económica política y social que agobia al país, deben enfrentarse a estas personas perversas, quienes los persigue a través de llamadas telefónicas,  de notas de voz, por la aplicación Whatsapp, donde  se identifican como miembro de una banda y exigen el pago de vacuna, con moneda extranjera.

De lo contrario son un blanco perfecto para que sus establecimientos sean abaleados, afectados por granadas o cualquier objeto explosivo  sin  ningún tipo de contemplación.

Esta situación ha llegado a límites alarmantes y es necesario que los llamados cuerpos de seguridad se activen para tratar de neutralizar sus operaciones.

En el caso particular del municipio Cabimas, las acciones emprendidas por el hampa han atemorizado a dueños de ferreterías, depósitos de licores, carnicerías, heladerías, panaderías, venta de repuestos, entre otros, hasta donde llegan los delincuentes a bordo de  motos con potentes armas de fuego y realizan la primera advertencia, donde que asentado  que la llamada o el mensaje enviado, no es un juego, “o pagas o te mueres”

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 En el Zulia, el delito de extorsión ha tenido varias modalidades, antes lo hacían desde llamadas desde la cárcel, pero con los inhibidores de señal ya no es posible.

En otros casos también se hacía por mensajes de texto y llamadas desde cualquier operadora, pero muchos de estos casos fueron desactivados por cuerpos de seguridad.

 Ahora con el uso de las redes sociales y aplicaciones multifuncionales como Whatsapp el hampa saca sus garras y continúa acosando a las víctimas.

Para las víctimas el terror comienza cuando el hampa hace el primer contacto con ellos y hacen la primera advertencia, “sabemos todos tus movimientos, de donde sois, y de toda tu familia, a donde estudian tus hijos, que hace tu esposa: coopera porque si no te vamos a explotar el negocio”

Pedro Matute, nombre ficticio de una víctima de extorsión, narró como un episodio criminal lo puso a temblar en fracciones de segundos y la angustia lo devoraba por dentro, cuando la  banda criminal a través de un mensaje de voz le decía, si no te pone pilas, tu hijo de tres años, pagará las consecuencias.

No conforme con la tortura psicológica,  que imprimían  esas palabras en la mente de este comerciante,  que con  gran esfuerzo se hacía de un nombre y de una pequeña ganancia económica, le enviaron un “emisario o agente”  a su negocio para concretar la extorsión.

Denunciar o pagar do interrogantes que comienzan  dar vueltas en  la mente de estas desesperadas personas, quienes se sienten indefensos ante estas  situaciones que se bien repitiendo con mayor fuerza cada día y que son del total conocimiento de los cuerpo de seguridad.

Estas acciones a muchas de estas víctimas los ha obligado abandonar todo  y salir huyendo del país, están cansados de estar pagando y a los poco meses regresan nuevamente las amenazadas, hasta con el descaro que le dan alternativas de tomarse unas vacaciones fuera del país para que se quiten un poco el estrés traumático que dichas amenazas les ocasionan a los comerciantes, empresario y hasta bodeguero.