Feligreses acudieron a la catedral de Cabimas para la bendición de las palmas en el Domingo de Ramos

La feligresía de Cabimas acudió a la tradicional bendición de las palmas en el Domingo de Ramos, en la catedral de Nuestra Señora del Rosario, este domingo 24 de marzo.

Niños, adolescentes, jóvenes y adultos acudieron desde muy temprano a la catedral de Cabimas con sus palmas en disposición a recibir la bendición.

Desde las 7:30 de la mañana, el Obispo de la Diócesis de Cabimas, monseñor Ángel Francisco Caraballo, presidió la bendición desde la Plaza Bolívar.

Decenas de personas se aglomeraron en la plaza, y levantando las palmas con fe recibieron la sagrada bendición.

Además, a las 11 de la mañana sería la siguiente ronda de bendición, oficiada por el párroco Jorge Pérez Tobila, al igual que en horas de la tarde.

Desde la plaza Bolívar, los feligreses marcharon a la catedral, desde donde Caraballo ofició la eucaristía con un mensaje alrededor de la necesidad de confiar en Dios sobre todas las cosas.

“Si, debemos tenernos confianza, pero por encima de todo hay que poner nuestra confianza en Dios para seguir adelante”, señaló en su mensaje Caraballo.

Además, expresó algunas enseñanzas alrededor del sacrificio de Jesús en la cruz, y los comparó con los tipos de personas que existen en la vida.

Recordó que están los indiferentes a las injusticias, los verdugos castigadores, las víctimas y los cobardes y presuntuosos en el mundo.

Pero además trajo a memoria el caso del apóstol Pedro, quien negó a Jesús, pese a que muchas veces dijo que no negaría a Cristo.

“Este es como el tipo de cristianos que oyen muchos sermones, participan en la misa todos los domingos; pero cuando las cosas se ponen feas, cuando hay problemas, entonces dicen que no tienen nada que ver con ellos”, expuso Monseñor Caraballo.

La tradición del Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, y posteriormente serían los hechos de la pasión, muerte y crucifixión de Cristo.

De acuerdo al documento del Vaticano «Carta circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascuales» publicado en el año 1988, el Domingo de Ramos «comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión». 

Por otra parte este documento señala que «La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración en la catequesis del día».

La eucaristía del Domingo de Ramos tiene dos momentos importantes: la procesión y la bendición de las palmas por el sacerdote. Asimismo, se destaca la lectura de la palabra que evoca la Pasión del Señor.

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